La empresa sigue la dinámica de todos los años de hacer despidos periódicamente a lo largo del año. Los motivos que alegan, los de siempre: la misma carta de despido que mete con calzador las mismas causas económicas y productivas año tras año. Los motivos reales, los de siempre: a quien se queda sin proyecto, lo despiden unas semanas después, sin organizarse para buscarle otro destino, sin formarle para ampliar la posibilidad de encontrarlo.
Las formas, las de los últimos años: de la manera más impersonal y falta de empatía; a través de Teams. Sin dar el preaviso y así de paso dificultar que las representantes sindicales nos enteremos y podamos ayudar a las personas despedidas.
Esta falta de empatía es más sangrante cuando la empresa se vanagloria de que va todo muy bien. Literalmente se ríen en nuestra cara: El pasado febrero, el director de relaciones laborales se reunió con la sección sindical de CGT y nos informó que el balance económico de la empresa había mejorado y que, por tanto, no tenían previstos despidos y que si fortuitamente se produjese alguno, nos informaría. La realidad es que simultáneamente, estaban preparando el despido de una trabajadora que efectuaron al día siguiente. ¿Lo supimos porque la empresa nos informó? ¡No! Lo supimos porque la trabajadora se puso en contacto con nosotras. De hecho, en el último despido que conocemos, hemos sido informados también a través del trabajador y la empresa todavía no nos lo ha comunicado.
Este es el panorama: la empresa dice que va bien para ponerse medallitas, pero alega que va mal para seguir despidiendo. Nunca nos hemos creído que una empresa pueda llevar años y años en pérdidas sin cerrar, pero después de que se nos mienta a la cara sobre algo tan obvio como un despido inminente seguido de varios más, nos lo creemos aún menos.
Según hemos podido conocer por compañeros despedidos que decidieron reclamar la improcedencia de su despido, la empresa, en el acto de conciliación previo al juicio por la improcedencia, acepta pagar la indemnización correcta. Aunque sistemáticamente estén usando las mismas causas para todos los despidos, en los actos de conciliación, reconocen que esas causas no eran tan justificables. Pero la jugada les sale bien, porque no todo el mundo demanda, y porque, al reconocerlo en conciliación y no ir a juicio, no hay una sentencia firme que impida que sigan despidiendo de esta forma.
Solo podemos responder a estas prácticas opacas y manipuladoras con honestidad y conciencia. La clase trabajadora tiene que organizarse, juntas somos más fuertes.
Cuando se produzca un despido, que la persona afectada nos contacte y estaremos a su lado y frente a la empresa.
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